miércoles, 4 de junio de 2008

LOS NUEVOS MALOS TIEMPOS




Es en los tiempos difíciles que se aprecian las excepcionales características que han colocado al ser humano en la posición de especie dominante del planeta. Y es en los momentos angustiosos cuando el hombre muestra su verdadera casta, su mejor lado.... o el peor, según las circunstancias y los casos. Es común ver altruismo y solidaridad a niveles inimaginables cuando sobreviene la catástrofe, pero también se puede encontrar un egoísmo rotundo.... Un “mi nariz es primero y la tuya me importa un bledo” que puede dejarnos perplejos.

Hoy, el surgimiento de los nuevos países europeos, de la India y de China como grandes consumidores, está empujando, al mundo hacia una inflación que será muy difícil de detener (las masivas adquisiciones de China para construir la represa de “Las Tres Gargantas”, sólo por poner un ejemplo, ha disparado el precio del acero en un 300% en el país en que vivo), propiciando lentamente las condiciones necesarias para que, sumidos en la desesperación económica, nos veamos en la necesidad de tomar decisiones desesperadas.

La idea de una nueva guerra mundial, dados los niveles de civilización que supuestamente manejamos hoy día los seres humanos, parece totalmente ridícula. No obstante, la aniquilación masiva del prójimo puede convertirse en algo urgente e imperativo cuando de mantener el bienestar propio se trata, y tarde o temprano los estrategas económicos de las naciones poderosas, encuentran propicio el uso de la fuerza militar para arrebatar a otras sociedades sus recursos (al más clásico estilo cavernícola), por considerarlos vitales para la propia subsistencia.

Aunque tengo mis reservas al respecto, espero que la humanidad pueda superar el momento sin llegar a semejantes extremos, pues con la actual capacidad destructiva que algunas naciones tienen (inimaginable en las guerras mundiales ya vividas), nuestro estatus como especie dominante podría verse terriblemente comprometido.

En su novela “La Peste” Albert Camus escribió que es justamente en tiempos como los que hoy vivimos que se demuestra que en el hombre hay mas cosas dignas de admiración que de desprecio. Espero que el gran Camus haya tenido razón.






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