viernes, 14 de diciembre de 2007

LEY DE ADOPCIONES Y OTROS PRESAGIOS


Los Chapines tenemos hoy un instrumento legal (la nueva ley de adopciones) que, a decir de muchos, "echara por tierra el modus vivendi de un grupo de inescrupulosos que con sus ambiciones desmedidas ha lucrado por años con los destinos y la vida de inocentes y desamparados niños que son vendidos con fines terribles y oscuros".

He oído estos argumentos, y sé que han sido muy útiles para convencer y ganar las voluntades de muchos. ¿Quién objetaría una ley que impediría el desnaturalizado comercio que algunas “malas madres” hacen con el fruto de sus vientres? ¿Quién no apoyaría una ley que obstaculice el tráfico de niños cuyo triste final sería la extracción de sus órganos o la prostitución? Y ¿Quién no estaría feliz de poner fin al enriquecimiento de esos mezquinos abogados que se “untan” de plata con cada niño que venden? Pero estas preguntas merecen un análisis que va más allá de la simple corrección sentimental y política:

¿Detendrá la nueva ley de adopciones el nacimiento de esos niños que hoy son vendidos por madres que no pueden o no desean tenerlos? Y ¿Quién tendría el derecho -independientemente de los “excelentes” principios morales que pudiera tener-, de emitir un juicio de valor sobre ese particular que ni siquiera es penado por la ley?

Por otro lado, jamás se ha probado el extremo de que algunos de estos niños hayan sido comprados con el fin de extraerles los órganos o simplemente con el propósito de prostituirlos (cosa que, si se piensa bien, económicamente parece un tanto ilógica). Si fuera el caso y yo estuviera equivocado ¿Porqué no se conoce de ningún proceso, o al menos una simple persecución, contra los presuntos responsables?

Además, no es cierto que el precio de un proceso de adopción vaya a parar, integro, a los bolsillos de los abogados pues los costos del trámite son sumamente elevados, pero si así fuera, ¿Cual es el problema de que ellos cobren honorarios decentes a personas que están acostumbradas a pagarlos, y no los miserables emolumentos que suele cobrar la mayoría de los profesionales en Guatemala? ¿Será envidia acaso, o tendrá algo que ver con el tonto paradigma que tenemos los chapines de creer que ganar dinero es cosa sucia y de gente mala?

Por considerarlo innecesario, no argumentaré sobre el perverso y verdadero interés que ha dado origen a esta ley, tampoco hablaré de los inevitables resultados que se obtendrán de la generalizada y evidente incompetencia del estado, cuando tome a su cargo el tema de las adopciones..... Basta visualizar lo que le sucederá a esos niños que ya no tendrán una oportunidad real de vivir en un hogar decente, con personas que, aunque no los hayan engendrado y concebido, los amarían y los cuidarían tanto o más que el mejor de los padres.

2 comentarios:

Luis FIGUEROA dijo...

¿Cómo evitarán, los políticos chapines, que el monopolio que han creado sea diferente al monopolio que tenía Guatel, o al monopolio que tiene el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social?

¿Qué harán para que el Consejo Nacional de Adopciones no sea un foco más de inhumanidad como es el Centro de Atención Médica Integral para Pensionados?

¿Por qué es que los burócratas y políticos que medrarán en el CNA no cometerán las mismas sinvergüenzadas que cometen en el IGSS, en el Crédito Hipotecario Nacional, en las aduanas, o en las compras de medicinas para el Ministerio de Salud, por mencionar sólo unos casos paradigmáticos?

Cuándo dar un hijo no deseado en adopción deje de ser una opción deseable, ¿cuál creen que va a ser la siguiente posibilidad?

Dentro de cinco años, o menos, ¿quién va a tener las agallas de publicar cifras comparativas de, digamos: cuánto se tarda, de verdad, un proceso de adopción; cuánto cuesta en términos reales y en términos de "mordidas"; cuánto ha crecido el número de abortos y cuánto cuesta el CNA por cada niño que logre ser adoptado?

Para ese entonces, los Berger, Rodolfo Quezada, y los embajadores de los Estados Unidos de América, los Países Bajos y España, van a poder tener el sueño tranquilo?

¿Cómo van a ser los hospicios del Estado para los niños no deseados que no sean abortados? ¿Van a ser como el legendario Elisa Martínez? ¿Algún lector tiene idea de cómo era la vida de los niños en ese lugar y en los otros hospicios que estaban a cargo de las "buenas gentes" que dirigían esos lugares espantosos? ¿Van a ser como el "magnífico" hogar que Oscar Berger les dio a los "jóvenes en riesgo" en la Finca Santo Tomás?

¿Por qué es que el monopolio de las adopciones en manos de los burócratas y políticos que siempre criticamos por corruptos e ineptos, es bueno? ¿Le confiaría usted un hijo a esa gente?

GUSTAVO A. ABRIL dijo...

Muchas gracias Luis, qué gran honor recibir tu visita en este blog.

Tus preguntas van directo "al hueso" y todos sabemos sobradamente las respuestas.

Que gusto poder saludarte,

UN ABRAZO